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El arte dentro del arte.

Del arte por el arte...al arte dentro del arte

Del arte por el arte...

Ars gratia artis, expresión latina traducible como el arte por la gracia del arte, el arte por el arte mismo o, más comúnmente, el arte por el arte; es un principio de la estética idealista que implica el individualismo. Se contrapone al realismo (no tanto al realismo pictórico o al realismo literario, sino al principio academicista de arte como imitación de la naturaleza —mímesis—); e implica la libertad del arte, libertad artística o libertad del artista, paralela a la libertad de expresión definida como una de las libertades proclamadas por la revolución liberal o revolución burguesa. Puede también ser interpretado como arte puro o arte desinteresado, la característica que hace de la obra artística algo esencialmente distinto de un objeto utilitario. Por la misma razón, el principio se puede identificar con el arte incomprendido de los artistas que, del mismo modo que desarrollan una forma de vida alternativa o extravagante (vida bohemia), desarrollan su arte de forma ajena a las instituciones artísticas (academias, museos, salones artísticos), los encargos oficiales y el mercado del arte (arte independiente). 


Esta noción del arte como arte aparece durante las primeras décadas del XIX en Francia e Inglaterra, siendo Desiré Nísard quien popularizó el termino gracias a las controversias provocadas en las publicaciones de sus artículos, de corte conservador y tradicionalista, en la Revue de París en 1833, acometiendo contra los escritores jóvenes de esta época, acusándolos de crear una literatura fácil. Según su perspectiva, evoca el libertinaje de las nuevas generaciones, a lo que más tarde Jules Janin responde con el “Manifiesto de la nueva literatura”. 


Sin embargo quienes mejor exponen el significado de esta teoría son Victor Cousin y Théophile Gautier, mismos que hacen referencia a los postulados teóricos, bajo la definición del Arte con un fin en sí mismo y no como un medio para servir a otros propósitos. Circunstancialmente la matriz de esta teoría podemos vincularla con la invención de la estética pura, en la cual Baumgarten ha de sintetizar los conceptos de belleza, gusto, genialidad y cuyo origen se encuentra en Kant y en el Idealismo Alemán. Teniendo en cuenta que la obra de Kant fue retomada por los “Románticos” germánicos, ya que estos vieron en su discurso los argumentos para oponerse a un racionalismo que se basa en la exaltación de la razón y la ciencia. Por ende, la visión idealista decimonónica sirvió para generalizar dos ideas que se encuentran en la estructura de la teoría abordada. La primera es respecto a la convicción de que el Arte estaba destinado a jugar un papel fundamental en la vida del ser humano. Y la segunda, se refiere a la afirmación de la independencia del Arte y el artista. 


La expresión inglesa art for art’s sake (atribuida a Edgar Allan Poe) y la francesa l'art pour l'art (atribuida a Victor Cousin y a Benjamin Constant de Rebecque) tienen un uso similar. La expresión francesa fue divulgada posteriormente por Théophile Gautier al utilizarla como lema del parnasianismo, para sugerir que no hay conexión entre arte y moralidad. Entonces la belleza era la única finalidad del Arte, ya que este debía liberarse de cualquier aspiración que no fuera lo bello, apuntando que el verdadero artista no tenía otro objetivo que exaltar el sentimiento de la belleza. En este sentido, su búsqueda de lo estético es incompatible con valores como la utilidad o lo moral. 


Entonces, el Arte por el Arte considera que el fenómeno artístico tiene su fin en sí mismo y este reside en la propia belleza del objeto creado por el artista, que a través de ésta habrá de colisionar en el receptor con la congruente experiencia estética. El concepto teórico, por consecuencia, desliga al Arte de toda función ya sea económica, política o social, exaltando con ello la individualidad del artista y su propia búsqueda de lo que es bello. 


Esto que pudiera ser una visión elitista del arte, es lo que motivó que los artistas integrantes del arte soviético posterior a la experimentación vanguardista de los primeros años de la Revolución (que van del constructivismo hasta la fijación del canon del realismo socialista en época del estalinismo) lo llamasen arte burgués.  


Paralelamente, la crítica de la estética del arte nazi, calificó a un amplio conjunto de productos de las vanguardias como arte degenerado, comparándolo con las producciones de los enfermos mentales (art brut) y atribuyéndolo a la actividad conspirativa de razas inferiores. El diseño (Walter Gropius y la Bauhaus) y la arquitectura moderna (escuela de Chicago) están presididos por el debate entre la forma y la función, puesto de manifiesto con la expresión Form follows function ("La forma sigue a la función", Louis Sullivan). 


Así que pasamos del arte como arte a algo muy cercano a una actitud propia de diletantes y del diletantismo, que implica una posición contemplativa y de goce estético, de recreación en el gusto artístico, diferente tanto a la del artista como a la del experto profesional). El significado de esta expresión fue modifícándose con el tiempo hasta adquirir cierto toque peyorativo por equipararse a los conceptos de ocioso, holgazán o indolente. 


Desde el siglo XIX, la posición estética del dandismo, entendido como una corriente que se asocia a la figura del dandi, término empleado para definir a aquella persona refinada en el vestir, con grandes conocimientos de moda, proveniente de la burguesía, con una fuerte personalidad y poseedora de nuevos valores como la sobriedad o el uso de los avances científicos o corrientes artísticas, puede considerarse una de las evoluciones del concepto de «arte puro», Vemos pues, como este concepto ha adquirido matices negativos, al atribuírsele la voluntad de mejorar la propia estima a través del menosprecio hacia los demás. 


La popularización del arte se produjo con la industrialización, e hizo surgir aspectos tan contrarios como, por un lado, la difusión y vulgarización de lo que se vino en llamar kitsch; y por otro, el elitismo. Algunas manifestaciones artísticas y artistas concretos (Van Gogh tras su muerte, Picasso en vida) han compartido ciertos aspectos de la popularidad que otorgan los medios de comunicación de masas, logrando algunos aspectos de lo que, en su máximo grado, obtienen las estrellas de la música popular (el fenómeno fan). Aunque esto se trata de un arte de élite accesible para la masa, al igual que la actitud estética del Pop Art (Andy Warhol). Finalmente no transgreden lo aceptado en el mundo académico e institucional (museos, mercado del arte). 


Lo mismo ocurrió con la valoración de la denominada subcultura o cultura underground, ajena a las masas e insertada hoy en los relatos histórico-artísticos como el caso de La Movida Madrileña o el Glamm por en realidad estar producido desde la élite. 


La célebre sentencia “Arte por el Arte” (Ars Gratia Artis) quiere transmitir este “mensaje”: “Mientras que las artes útiles tiene como finalidad propia el servir para producir o adquirir bienes o servicios distintos a ellas mismas (las artes de la pesca para adquirir peces, las artes cisorias para despedazar animales, las artes mecánicas para obtener aparatos de alumbrado eléctrico, grifos o aparatos de baño), las artes liberales no tiene como finalidad algo subordinado a otra cosa distinta que ellas mismas”.

Al arte dentro del arte...

Consiste en reflexionar sobre la influencia del arte en su propia obra a partir de la reinterpretación, usando diversas técnicas artísticas, de obras gráficas de grandes autores. Desde la reinterpretación fotográfica de obras de Velázquez hasta la revisión de pinturas de Picasso, todas ellas nos remiten a la importancia de las obras de quienes nos precedieron, como referentes a partir de las que desarrollar estilos y lenguajes propios. 


Lo cierto es que el arte no solo es una creación individual, sino que también puede ser un proceso de reflexión, reinterpretación y recontextualización de obras preexistentes. Por lo pronto, consideremos la noción de "arte dentro del arte" como una manifestación de la intertextualidad, donde una obra de arte dialoga con otras obras, ya sea de la misma disciplina artística o de diferentes formas de expresión artística. Este diálogo puede ser explícito o sutil, y puede surgir a través de referencias directas, citas, parodias o incluso influencias estilísticas. 


El arte dentro del arte también puede manifestarse a través de la apropiación, donde un artista toma elementos de obras anteriores y los incorpora en su propia creación, a menudo con el propósito de comentar, subvertir o reinterpretar el original. Este proceso desafía las nociones tradicionales de originalidad y autoría, y plantea preguntas profundas sobre la naturaleza del arte y la propiedad intelectual. 


Además, el arte dentro del arte puede ser una forma de explorar temas como la identidad, la memoria y la historia. Al referirse a obras anteriores o incorporar elementos de la cultura popular, un artista puede reflexionar sobre su propio contexto cultural y personal, así como sobre cuestiones más amplias de pertenencia y legado. 


Por último, el arte dentro del arte puede ser una herramienta poderosa para desafiar las jerarquías estéticas y culturales establecidas. Al subvertir las expectativas del espectador o cuestionar las convenciones del arte tradicional, un artista puede abrir nuevos caminos de percepción y comprensión, invitando a una reflexión más profunda sobre el significado y el propósito del arte en la sociedad contemporánea. 


En nuestra sociedad actual, en la que por una parte parece que hayamos perdido los referentes culturales y éticos, bombardeados por nuevas producciones audiovisuales cuyos autores están más preocupados por nuestras destrezas consumistas o a las cuotas de ‘share’, y por otra parte resulta tan fácil crear contenidos usando herramientas digitales, parece que la búsqueda, investigación y recreación de obras clásicas puede ser una buena forma de recuperar nuestra identidad, de reafirmar nuestra presencia y nuestros principios en la sociedad digital e incluso generar nuevas conexiones y lazos a través de la identificación de referentes compartidos. 


Esto del Arte dentro del arte viene a ser la metaarte, o la metapintura, la metarquitectura o la metaescultura. El “Metaarte” propone una reflexión sobre la evolución de la consideración del arte y de los artistas y de las leyes que determinan la creación artística. Consiste en buscar un momento trascendental en la historia del arte y ver la repercusión que ha tenido, así entenderemos que el arte , a veces, mira al arte para inspirarse, para sentirse, para diferenciarse. Para todo.

Una imagen reinterpretada

El poder curativo del arte en Ethic
Reinterpretando a Van Gogh
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Hace unos años, el psicólogo Dacher Keltner afirmó que la Capilla Sixtina tenía poderes terapéuticos. Keltner descubrió que las grandes obras de arte no solo activan circuitos cerebrales de recompensa que neutralizan el estrés, sino que además estimulan los niveles saludables de citoquinas –proteínas cruciales para el sistema inmunitario– en el cuerpo.

De este modo, la pintura, la danza o la música, más allá de ser un lujo o un simple entretenimiento lúdico, se vuelve una actividad beneficiosa para la salud a nivel holístico (es decir, tanto a nivel corporal como mental). No es la única institución con esta perspectiva. En la última década, varios estudios clínicos han probado que el arte mejora el estado de ánimo, reduce la presión arterial y tiene el potencial de aliviar la carga de la enfermedad crónica.

Desde Arts and Minds, en Inglaterra, donde encontraron una caída de más del 70% en los sentimientos de ansiedad y depresión entre los participantes de sus talleres artísticos en Cambridgeshire. Para lograr estos beneficios, además, ni siquiera parece necesario salir de casa: en medio del confinamiento por covid-19, la Aurora University, en Estados Unidos, afirmó que el simple hecho de ver una colección de arte por internet puede ayudar a calmar la mente. Los beneficios son aptos para todas las edades.

En los niños, el arte alienta el pensamiento crítico y la imaginación, contribuyendo además a la resolución de problemas, ya que al crear una pieza artística no hay nada correcto o incorrecto, sino que cada cual puede inventar sus propias soluciones de la forma más cercana a su personalidad. Esta flexibilidad logra estimular el cerebro, preparándolo para realizar funciones complicadas en el futuro. Además, esta clase de creaciones mejoran la autoestima y proveen un sentimiento de logro: al culminar un proyecto creativo, un shot de dopamina recorre el cerebro y crea nuevas vías neuronales relacionadas con el bienestar.

Para los adultos más mayores, las actividades creativas ayudan a mantener la mente activa y contrarrestan el deterioro cognitivo. No solo eso: expresar la creatividad fomenta el crecimiento de nuevas células cerebrales y está relacionado con una mejor memoria, un mejor razonamiento y una mayor resiliencia en las personas mayores.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay evidencia suficiente del valor potencial de las artes para prevenir la aparición de enfermedades mentales y el deterioro físico relacionado con la edad. Se trata de algo esencial, si se atiende a las previsiones de la OMS, las cuales alertan de que la enfermedad mental será el principal problema de salud en el mundo en el año 2030. Es por ello por lo que la organización promueve el desarrollo de políticas y estrategias de sinergia entre los sectores de la salud y de las artes. No se trata solo de una cuestión meramente humanitaria: invertir en arte y cultura puede ayudar a reducir la presión y el coste sobre el sistema de salud. No hace falta ser un gran experto para beneficiarse de la producción artística. En realidad, basta con el entusiasmo del diletante. Así lo decía el escritor Kurt Vonnegut: «Practicar cualquier arte, sin importar cuán bien o mal, es una forma de hacer que el alma crezca».

Tarea

Imagen de un Van Gogh recreado

¿A qué y a quién te remite esta imagen? ¿Qué te genera? ¿te satisface o no?

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